Bienestar animal y salud mental en las comunidades rurales del trópico

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El día 10 de octubre se conmemora el día internacional de la Salud Mental. Al trabajar en un entorno rural, de parte de la FSPT consideramos importante abrir este espacio para destacar la conexión existente entre la salud  de los ecosistemas, el bienestar animal, y su repercusión directa en la salud mental del ser humano.

A la hora de tener en cuenta esta conexión que hay entre el bienestar animal y la salud mental es necesario considerar el significado de ambos conceptos. Mientras el bienestar animal se refiere a la expresión normal del comportamiento, la nutrición adecuada, el ambiente idóneo, el confort y la oportuna atención en salud -considerando las necesidades especie específicas-; la salud mental hace alusión al bienestar emocional y psicológico de una persona, incluyendo elementos como la calidad en las relaciones, el estado de ánimo o la capacidad para regular el estrés y los desafíos. 

Cabe destacar que, en el caso de muchas comunidades rurales, la crianza de animales representa un sustento importante para la alimentación o el trabajo, por ejemplo: las aves de corral, los cerdos y rumiantes son una valiosa fuente de alimento; mientras los équidos y bueyes representan ayuda en las labores cotidianas; asimismo, los perros y gatos reflejan la necesidad de compañía por la sensación de cariño e incluso de seguridad. Por lo tanto, el bienestar de estos animales domésticos en las granjas tiene un impacto directo en el bienestar y la salud mental de los miembros de la comunidad que los cuida, ya que sus animales son fuente permanente de ayuda, casi indispensables para su calidad de vida. 

 

De este modo, el fortalecimiento del vínculo que se construye con animales en la ruralidad es vital para el desarrollo íntegro de las relaciones y labores diarias. Este hecho nos ha llevado a trabajar como Fundación un plan de talleres educativos sobre el bienestar animal en la comunidad de Tezhumake que ha sido liderado por el veterinario Juan D. Molina Sierra. 

Los espacios de aprendizaje generados han permitido compartir saberes, mejorar prácticas y corregirnos como humanos constantemente. El diálogo entre la experiencia del día a día, el conocimiento tradicional y las teorías académicas sirven para una toma de decisiones más asertiva. Basados en la reflexión de lo que es mejor para los animales según el contexto, la especie, el comportamiento, entre otras variables; se busca que las acciones tomadas tengan como base la premisa “ante todo no hagas daño”. Construir en mutuo acuerdo herramientas para la prevención de enfermedades y tener en mente posibilidades de acción ante las urgencias, ayuda a elegir de forma pragmática lo mejor para el animal, el ecosistema y el humano. Algunos puntos a destacar son:

  • Se diagnostica en participación activa las enfermedades más comunes y las clases de medicamentos que se usan, la forma en que se aplican y el manejo que se hace posteriormente, tanto al animal como a los desechos generados.
  • Se fomenta la reflexión sobre el beneficio o perjuicio que se está generando con lo que se está haciendo (tanto al animal como al ambiente y a la salud pública) y cómo podría mejorarse.
  • Se promueve el conocimiento tradicional botánico (respaldado por autoridades y/o literatura científica) como primera alternativa al tratamiento de enfermedades no urgentes.
  • Se comparten estrategias sencillas de diagnóstico sobre los signos vitales para actuar de manera inmediata en la estabilización de los mismos, o el tratamiento paliativo de las afecciones más comunes, mientras se busca ayuda especializada cuándo es posible.
  • Basados en el uso actual de medicina alopática se corrige o perfecciona las formas de aplicación de antibióticos, desparasitantes, antinflamatorios y desinfectantes; para el cuidado integral del ambiente, el animal y las personas.

Se ha concluido de manera general hasta la fecha que una mayor consciencia sobre el cuidado animal tiene consecuencias directas y enormes sobre el bienestar físico, emocional, mental y social de los humanos. Por esta razón, invitamos a recordar que para trabajar en la salud mental de una comunidad, ya sea urbana o rural, es de vital importancia tener en cuenta que el ecosistema (fauna, flora, suelo, agua) y los animales domésticos son centinelas del bienestar general. 

Por: Juan David Molina y Laura Dib