La Sierra Nevada de Santa Marta es un lugar de vital importancia ecológica. Una característica a destacar de sus ecosistemas es que son albergue de una gran cantidad de aves migratorias: 132 especies migratorias, entre las que se encuentran el atrapamoscas boreal, la reinita de fuego (Setophaga fusca), o el vireo ojirrojo (Vireo olivaceus).
Si bien la conservación de estas especies es esencial para mantener el equilibrio ecológico, cabe resaltar que las aves migratorias pueden jugar un papel importante en la transmisión de enfermedades zoonóticas. Por lo tanto, es importante entender y monitorear cómo los virus se transmiten a través de las aves migratorias para prevenir y gestionar posibles brotes.
A este hecho se le suman las especiales características medioambientales de la Sierra Nevada de Santa Marta, en la que, además de las aves migratorias, habitan diversas comunidades indígenas y campesinas que conviven de cerca con una gran cantidad de aves domésticas: pollos, pavos, patos, entre otros. Dicha característica implica un alto contacto ave-humano dentro de la zona.
Entre las principales enfermedades que pueden ser transmitidas por aves, se encuentra la Influenza. A lo largo de la historia, la Influenza ha sido una enfermedad recurrente y en ocasiones mortal. Un ejemplo es la pandemia de gripe de 1918, o la “gripe española”. Se estima que murieron entre 50 y 100 millones de personas en todo el mundo. Fue ocasionada por el virus H1N1 y afectó a personas jóvenes y saludables, lo que la hizo particularmente mortal.
Por esta razón, para la Fundación Salud Para el Trópico ha sido fundamental apoyar la salud de múltiples comunidades en la Sierra a través de la vigilancia del virus de la Influenza.
Por Laura Dib
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